El 17 de mayo se celebra el Día Mundial de Internet. Para muchas personas la gran telaraña ha revolucionado el mundo, sin embargo parece que tanto no nos ha cambiado. He decidido recuperar el artículo que pongo a continuación, escrito por mí en 2002; 10 años después y el panorama es bastante similar.
INTRODUCCIÓN
La sociedad de este nuevo siglo es, más que la Sociedad de la Información, la Sociedad Informacional –como la denomina Castells–. El desarrollo tecnológico, especialmente el de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), es utilizado por personas, organizaciones y empresas para generar conocimiento. El conocimiento ha de considerarse capital intangible, que puede generar ventajas claras frente a aquellos que no lo poseen. La optimización de la producción para maximizar los beneficios, típica de la Sociedad Industrial, cambia en la Sociedad Informacional –o del conocimiento– por la optimización de la tecnología para obtener el máximo y mejor conocimiento como generador de valor. La potencialidad de las TIC sólo está mínimamente explotada; y de gobiernos, empresas y organismos internacionales depende el uso de las TIC para conseguir una sociedad más igualitaria y solidaria.
Para qué esa tan renombrada globalización sea aplicable a todos, pero no sólo en lo económico sino también en lo cultural y en lo social. Para qué el desarrollo de las TIC implique un mundo global en todas sus consecuencias; que el Norte y el Sur no sean significado de desarrollo y subdesarrollo respectivamente sino símbolo de entendimiento, cooperación y desarrollo sostenible. Para qué la globalización sea un indicador de armonía a nivel nacional e internacional. No nos dejemos engañar por la propaganda ortodoxa y pensemos que todo irá por el camino correcto porque sí, por la propia inercia del desarrollo.
LAS TIC AL SERVICIO DEL DESARROLLO
Las oportunidades ofrecidas por el desarrollo de las tecnologías, especialmente de las TIC, tienen lugar en una sociedad llena de desigualdades. Y la capacidad para adaptar esa ventaja tecnológica también es muy desigual dependiendo de la zona geográfica y de la ubicación dentro del estrato social. “Eliminar esa brecha [digital] constituye un objetivo mundial del momento.”7
Los grandes obstáculos que anteriormente se oponían al desarrollo humano a nivel mundial pueden ser derribados por las TIC gracias a que facilitan:
- Acceso a la información para generar conocimiento –incluido el acceso a la educación–.
- Participación ciudadana en la vida social y política.
- Mayores oportunidades económicas, y diversificación de la economía.
Sin embargo, “convertir la tecnología en un instrumento al servicio del desarrollo humano requiere esfuerzo.” 7. Democratizar el acceso a las TIC y, en consecuencia, permitir la participación de los países en desarrollo en el mundo global en igualdad de oportunidades –al menos relativamente, teniendo en cuenta su punto de partida en desventaja– necesita de políticas activas e inversiones públicas.
Afirmar que nos dirigimos a un tipo de sociedad concreta en la que seguirán existiendo grandes desigualdades, ampliadas por la “brecha digital”, no es ser realista ni pesimista sino que indica un conformismo egoísta. Como si no hubiese solución; y dando por hecho que la globalización económica es la que debe ocupar el primer puesto en la lista de prioridades mundiales. “Vamos, todo parece indicar, hacia una sociedad informacional [...]. Pero el camino no será fácil, y algunos perderán irremisiblemente.”2
Los defensores de la globalización –la económica, que es la que les interesa– como si fuese un ente con vida propia, la convierten en un ídolo al que hay que rendir culto y al que no podemos oponernos. “Pero la plena concienciación de que una globalización alternativa es, cuando menos, concebible debiera constituir una parte importante del debate sobre los objetivos; hablar de la verdadera globalización actual puede contribuir a la apertura de un abanico de posibilidades más amplio.”5
Quizá el problema en parte sea que no se han presentado alternativas, que no sean simplemente negativas y aporten nuevas ideas, por parte de los detractores de la globalización tal y como se está planteando, y del hecho de que se haya demonizado en los medios de comunicación a los manifestantes anti-globalización como radicales, anarquistas y antidemócratas.
Los países en desarrollo están trabajando para poder “subirse al tren digital”, pero la exigua disponibilidad de recursos –en manos de las élites políticas y económicas de dichos países, y de las multinacionales–, las pocas posibilidades de “hacerse oír” teniendo en cuenta su acceso limitado a las redes de telecomunicaciones y la obligatoriedad de destinar una gran parte de su capital económico al servicio del pago de la deuda externa, les dejan poca capacidad de maniobra. Las grandes multinacionales, y los gobiernos de los países ricos, siguen aprovechándose de su poder en el mercado para establecer los precios de las materias primas –principales exportaciones de los países en desarrollo–. Asimismo, debido a la demanda creciente de beneficios sociales –sanidad pública, educación, etc. – por parte de los ciudadanos de los países desarrollados y al aumento de los salarios, las grandes empresas capitalistas están desplazando gran parte de su producción a los países en desarrollo emergentes (China, Tailandia, India, etc.) donde no hay una legislación laboral demasiado exigente, y donde el control ejercido por sus gobiernos es mínimo gracias a las promesas de ayudas al desarrollo negociadas con estas empresas extranjeras y, –por qué no decirlo–, a los sobornos a funcionarios públicos y a la gran burocratización de la Administración Pública.
Otro indicador de la supremacía en el proceso de globalización actual de los intereses económicos creados sobre los sociales es que aquellos “inhiben el desarrollo de variantes tecnológicas.”7. Por ejemplo, el poder de las grandes multinacionales farmacéuticas para impedir la fabricación de medicamentos genéricos contra el SIDA en defensa de sus sustanciosas ganancias económicas, sin tener en cuenta que ésta es la única solución para frenar la extensión a velocidad vertiginosa de dicha enfermedad por África.
La ventaja de los países en desarrollo reside en que “pueden aprovechar el hecho de ser seguidores tecnológicos aprendiendo de las experiencias y mejores prácticas de los pioneros.”7. De esta forma disminuyen la incertidumbre del riesgo de la aplicación de nuevas tecnologías, así como la necesidad de inversión económica disminuye.
El ESTADO, MOTOR DEL CAMBIO
Ya desde hace 2 ó 3 décadas se viene hablando, teorizando y discutiendo sobre la crisis del Estado. Pero han sido principalmente los que abogaban –y abogan– por que la incapacidad del Estado para llevar a cabo de forma efectiva el cumplimiento de sus funciones de Estado Social y Democrático de Derecho –o Estado de Bienestar– sea una realidad los que han teorizado más ampliamente sobre esta crisis.
La adopción del liberalismo –actualmente neoliberalismo– por los países occidentales y también por algunos países en desarrollo ha llevado a que “las fuerzas de transformación [...] son hoy esencialmente de carácter económico.”10. Las instituciones sociales (gobiernos, partidos políticos, sindicatos, etc.) ejercen cada vez menos control e influencia sobre la actividad económica, con el ascenso de los grupos de presión económicos que defienden con fuerza sus intereses (empresas, patronales, tecnócratas, etc.). La cuestión es por qué el Estado se ha ido mostrando incapaz para controlar la situación económica. “Si los Estados no controlan el movimiento del capital y los bienes no es porque no puedan hacerlo sino porque no les conviene –es una abdicación del poder del Estado y no de la ausencia de tal poder–.”5. Recordemos que el liberalismo se caracteriza precisamente por no tener un modelo de sociedad; las premisas de su existencia son casi exclusivamente económicas. El Estado liberal opta por dejar al Gobierno bajo mínimos. “El Estado liberal sólo es compatible con un Gobierno reducido a su mínima expresión. La sociedad civil [...] se somete voluntariamente a unas normas reguladoras mínimas, emanadas de la instancia legislativa que ha de procurar no intervenir en el desarrollo libre de las actividades privadas.”1
Asistimos al triunfo del individualismo. “Los ciudadanos identificados independientemente de los grupos sociales y culturales tradicionales a los que pertenecían.”10. Donde además los individuos antes que ciudadanos son considerados principalmente consumidores.
Una democracia se caracteriza por la defensa de unos derechos y libertades de los ciudadanos, y por el establecimiento de un sistema político de funcionamiento del Estado. Los rasgos básicos de una democracia “son los siguientes: la libertad de expresión, de asociación y de voto están garantizadas; existen fuentes alternativas de información; los cargos públicos son elegidos por la población; los ciudadanos pueden optar a ser elegidos; y los grupos políticos y los líderes pueden competir para conseguir el apoyo de la población en elecciones libres e imparciales.”3.
El reto de las democracias es –a mi modo de ver– conseguir que personas de diferentes nacionalidades, creencias, culturas y religiones vivan juntas bajo las mismas leyes. Las democracias han de garantizar el respeto al derecho de las minorías. Una reafirmación de la identidad de cada persona como individuo y como ciudadano, manteniendo sus orígenes culturales; un reconocimiento de la diferencia. Así la globalización no tiene por que significar homogeneización cultural; porque en la heterogeneidad cultural y social está la riqueza de la sociedad mundial.
El Estado tiene la oportunidad de reafirmar su posición como director de las transformaciones sociales, políticas y económicas. El Estado de Bienestar se caracteriza por la prestación de servicios sociales, y por la defensa de derechos y libertades de los ciudadanos. Los Estados deben aprovechar el desarrollo de las TIC para que su mandato representativo sea real, de modo que representen objetivamente los intereses de todos sus ciudadanos y no únicamente los de unos grupos –sobre todo los de los económicos– determinados.
Una de las medidas a tomar en referencia a esta representatividad e interacción de la Administración Pública con los ciudadanos es proporcionar mejores servicios de información, y que esta información pública sea accesible con carácter gratuito. “La accesibilidad implica no sólo los medios para recibir la información, sino además la disponibilidad, exhaustividad, actualidad y utilidad de la información proporcionada.”9
Las aplicaciones de las TIC pueden ofrecer más mecanismos de participación ciudadana en las democracias representativas. En ellas “el pueblo actúa de forma periódica para elegir a los representantes que lo harán en su nombre.”6. Dada la inviabilidad de desarrollar una democracia directa en un ámbito geográfico y poblacional extenso, las TIC permiten que sea posible una mayor interacción representantes-representados con la difusión de la información pública a través de las redes y con el establecimiento de mecanismos para el debate sobre temas públicos en foros culturales. El peligro a consecuencia de la extensión masiva del ejercicio de dichos debates virtuales sería la posible exclusión de sectores marginados –sin acceso a las redes de telecomunicaciones–, y que estuviesen, en consecuencia, sobrerepresentadas las opiniones y los intereses de los grupos de presión más poderosos. Para que esto no se produzca es imprescindible establecer políticas públicas que garanticen el acceso a las TIC de los sectores de población con ingresos más bajos –por ejemplo, acceso libre y gratuito desde las bibliotecas públicas y desde otros servicios de la Administración–.
El Estado tiene un reto, pero a la vez una oportunidad, de superar la crisis en la que se encuentra asumiendo de nuevo su papel de controlador y equilibrador de las desigualdades. “El reto más importante es encontrar normas e instituciones para una gobernabilidad más sólida –local, nacional, regional y global– para preservar las ventajas de la competencia y los mercados globales, pero también para proporcionar un espacio suficiente para los recursos humanos, comunitarios y ambientales, con el fin de garantizar que la globalización esté al servicio de las personas y no solamente de los beneficios empresariales.”8
Es necesario desplegar una política que contemple:
- Desarrollo y extensión de las redes de telecomunicaciones.
- Distribución de la información pública por medio de las TIC.
- Cooperación entre administraciones estatales e inter-estatales.
El derecho a la información es un derecho reconocido como fundamental para el ciudadano; por tanto, corresponde al Estado su defensa y promoción.
CONCLUSIÓN
Hay mucho por hacer. Y en este mundo globalizado los problemas de “unos pocos” nos afectan a todos. Cuanto más tardemos en asumir la necesidad cada vez más urgente de afrontar los problemas “de todos” de forma realista –fijando metas y objetivos que estemos dispuestos a cumplir de verdad–, más difícil será encontrar una salida menos costosa –en dinero, en tiempo, en vidas y en recursos–. “Debemos reconocer que ninguno de nosotros, seamos del Norte o del Sur, podemos vivir sin el planeta. [...] el planeta puede vivir sin nosotros.”4
BIBLIOGRAFÍA CITADA
- BLAS GUERRERO, Andrés de ; GARCÍA COTARELO, Ramón (2000). Teoría del Estado. 1ª ed., 6ª reimp. Madrid : UNED.
- CORNELLÀ, Alfons (1999). En la sociedad del conocimiento, la riqueza está en las ideas. http://dis.eafit.edu.co/EstrategiasTIC/attachments/213_La%20Riqueza%20Esta%20en%20las%20Ideas.pdf
- Fundamentos de Ciencia Política (1999). Madrid : UNED.
- GEORGE, Susan. El bumerang de la deuda. Barcelona : Deriva Ed. ; Intermón, 1993.
- MARCUSE, Peter (2000). El lenguaje de la globalización. www.rcci.net/globalizacion/2001/fg181.htm
- MAJÓ, Joan (1997). “La nueva democracia”. En: Chips, cables y poder. Barcelona : Planeta.
- Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (2001). Informe sobre el desarrollo humano, 2001. http://hdr.undp.org/en/media/HDR_2001_ES.pdf
- ROMEVA, Raül (2001). Desarme y desarrollo : claves para armar conciencias. 2ª ed. Barcelona : Intermón Oxfam.
- TANG, Puay (1997). “Acceso electrónico a la información pública”. The IPTS report, n° 14.
- TOURAINE, Alain (1994). Las transformaciones sociales del siglo XX. http://www.carlosmanzano.net/articulos/Touraine01.htm