Javier Reverte
Descubrí una mañana a un tal Reverte, escondido entre el catálogo informatizado de una biblioteca, buscando libros sobre historia de Grecia, historias reales o más imaginarias que me llevasen de viaje a esos lugares descubiertos en la mitología allá por mis 12 años, de nuevo visitados en mis años de bachillerato y que estudiando “Historia de las ideas políticas” se hicieron más reales. Y en esa búsqueda, de forma casual surgió Corazón de Ulises entre otros libros, con sus pequeñas islas, el sol y los melocotones, historias de otras gentes y paisajes, y el arte de escribir viajando y de viajar contando de Javier Reverte.
Recordaré siempre ese día, que me llevó semanas después a viajar por África, por sus caminos perdidos y sus ríos, maravillada siempre por esas tierras, dolida y rabiosa por ese olvido que sufre África tras haber sido explotada y maltratada; una magia que siento desde lejos, sin haber pisado nunca esos lugares de nuestros orígenes.
Siempre me ha gustado esa sensación de levantarme por la mañana y preparar la mochila para emprender un viaje, andando, en tren o en autobús –nunca he tenido bicicleta–, aunque fuese a un monte cercano. Desgraciadamente, hasta hace no muchos años esas oportunidades fueron más bien pocas, y he tenido que viajar –y lo he hecho en numerosas ocasiones– entre las páginas de los libros, generalmente cogidos en préstamo en las bibliotecas –diferentes, y de distintos sitios y ciudades–. Quizá también por eso mi amor por éstas se convirtió más tarde en dedicación profesional por vocación.
Me parece que estoy desviándome del tema. Hablaba de Javier Reverte y de sus libros de viajes –aunque también en sus novelas se viaja–, y de esa magia de poder viajar en su mochila –perdona Javier la confianza–, y reírme con él de tantas cosas, y descubrir de su mano tantos lugares. Cosa curiosa, hasta en una ocasión descubrí mi ciudad en uno de sus libros, aunque el recuerdo de Javier Reverte –atacado en esa ocasión, cerca de la desembocadura del Amazonas, por la malaria– no fuese muy alegre para Vigo. Mi hermana me ha contado que le gustaría enviarle una postal.
Me vuelvo a perder entre recuerdos. Si alguien sabe cómo ponerse en contacto con Javier Reverte, o si por casualidad tú, Javier, lees estas líneas, quizás puedas decirme cómo enviarte la postal o invitarte a ver esa ciudad que recordaste triste y fea, de espaldas al mar y orgullosa.
14 comentarios
Amina katia -
uve -
gracias.
joaquina.ramilorouco -
No tengo contacto personal ni de ningún tipo con Javier Reverte, sólo puedo
indicarte que publica cada 2 ó 3 meses algún artículo de viajes en la
Revista Viajar; quizá si contactas con esta revista puedan darte más
información.
http://www.revistaviajar.es/
Un saludo,
*Joaquina Ramilo Rouco*
*Documentalista-Information Manager
*
El 28 de mayo de 2011 11:54, elena
elena -
Elena (Bcn)
atalanta -
sabino -
joaquina -
Quizá a través de esta revista podais contactar con él.
Saludos, y gracias por visitar el blog.
carmina -
Juan -
Leticia -
rebeca -
Cris -
Mil gracias!
Joaquina -
Carolina -
Gracias y saludos.