Lava tu ropa
Hace dos semanas, recibimos impactados en nuestros televisores las escalofriantes imágenes del derrumbe del edificio Rana Plaza (Dhaka, Bangladesh), en el que centenares de operarios se ocupaban en la producción de prendas textiles para grandes marcas occidentales. Poco a poco las cifras de muertos van aumentando -a día de hoy ya son más de 800 las víctimas mortales-, mientras los equipos de rescate todavía trabajan en el lugar del siniestro.
Activistas de derechos laborales han recogido en la zona del siniestro, etiquetas y documentación que relacionan las fábricas que estaban en este edificio con varias marcas europeas: las españolas El Corte Inglés y Mango, y la británica Primark. Mientras que las fábricas siniestradas incluyen en sus listados de clientes también a C&A, KIK y Wal-Mart.
Desgraciadamente, en los últimos años, en varias fábricas textiles de Bangladesh se han producido accidentes graves. En enero pasado, un incendio en la fábrica Smart Exports - que trabajaba, entre otras, para Inditex- se cobró la vida de 7 trabajadoras. En la fábrica Spectrum, en 2005, murieron 64 personas que fabricaban prendas de ropa para empresas internacionales -entre otras, Zara, Carrefour y Karstadt Quelle-.
Desde 1989 la Campaña Ropa Limpia viene denunciando la situación laboral de los trabajores textiles en los países en desarrollo, donde la explotación y la ausencia de derechos se ve promocionada con la connivencia de las grandes marcas.
En algunos países (Bangladesh, China, Camboya, India, Indonesia, Marruecos, Pakistán, Sri Lanka, etc.) muchos de los talleres textiles que producen para las grandes marcas no cumplen los requisitos de seguridad necesarios, ni sus trabajadores tienen los derechos laborales mínimos garantizados (jornada laboral establecida, derecho a bajas por enfermedad y maternidad, ausencia de trabajo infantil, salarios dignos, etc.). Por tanto, las multinacionales textiles deben firmar, con los gobiernos respectivos y sus proveedores, contratos de buenas prácticas y de seguridad, que garanticen el fin progresivo de la explotación de los trabajadores textiles.
Por otra parte, los consumidores debemos ser informados por las marcas de las condiciones de fabricación de sus prendas, debiendo cada marca textil comprometerse a seguir un código ético que respete los derechos humanos y laborales de sus trabajadores y de los trabajadores de sus empresas proveedoras. De este modo, podremos comprar ropa sin remordimientos.
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Jaime -