Nobel de la Paz 2012
En su testamento redactado en 1895, Alfred Nobel quería que el premio recompensara a “la personalidad que haya contribuido en mayor medida o mejor al acercamiento de los pueblos, la supresión o la reducción de los ejércitos permanentes, a la reunión o la propagación de congresos pacíficos”.
Hoy varios representantes de la Unión Europea recogerán el Premio Nobel de la Paz, que se le ha concedido “por su contribución durante seis décadas al avance de la paz y la reconciliación, la democracia, y los derechos humanos en Europa”.
Sin embargo, los números cantan en contra de estas afirmaciones tan positivas:
- Son países miembros de la UE algunos de los mayores fabricantes y exportadores de armas del mundo –Alemania, España, Francia y Reino Unido están entre los 7 mayores exportadores-.
- Varios países de la UE participaron en la guerra de Irak y en otros conflictos, y continúan en la de Afganistán. Los apoyos recibidos por varias dictaduras también son claros ejemplos de su injerencia en otros países.
- A pesar de la crisis económica que se está viviendo, la mayoría de los países de la UE siguen con sus altos presupuestos en materia de defensa, manteniendo ejércitos costosos y otorgando financiación pública a proyectos de I+D+i de armamento.
- Las leyes que controlan la inmigración en la mayoría de los países de la UE –por no decir, en todos-, no son precisamente defensoras de los derechos humanos. La ley de extranjería española es un claro ejemplo.
Una decisión tachada de politizada por numerosas organizaciones, en una época en la que las tensiones internas y la agitación social en la UE a causa de la crisis no apuntan a que la Unión Europea –ni los gobiernos de los países que la integran- esté trabajando de forma intensiva por la paz, defendiendo políticas que van en contra de los derechos sociales, dejando que los mercados extiendan su soberbia y su gula por encima de los ciudadanos.
Qué duda cabe que en la UE se han conseguido grandes logros en defensa de los derechos humanos y en la promoción de los derechos sociales. No se puede ser tan ciego para no verlo. Sin embargo, este Nobel debería ser un revulsivo para que el gobierno de UE tome conciencia de que en el interior de sus fronteras se están dando pasos hacia atrás en materia de democracia y derechos; un salto retrospectivo en el tiempo que no debería continuar. Como positivo, el anuncio de la UE de que dedicará el importe del premio a proyectos humanitarios destinados a los niños víctimas de conflictos armados, y añadirá un importe equivalente hasta completar un total de 2 millones de euros.
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Jaime -