Vicente Ferrer
Nacido en Barcelona en 1920, cuando hace unos años sufrió una crisis cardíaca afirmó: «Es verdad que me quiero morir, lo que pasa es que ahora no tengo tiempo, hay demasiado trabajo». Sin embargo, dejando atrás muchas tareas pendientes, falleció en la madrugada de ayer a los 89 años, tras haber realizado una tarea ejemplar en el ámbito de la cooperación y la ayuda al desarrollo. Su cuerpo reposará en el distrito de Anantapur, lugar en el que trabajó los últimos cuarenta años a favor de los “dalit”, los más pobres entre los pobres de la India.
Su llamada continua al trabajo frente a la desesperación, frente al desasosiego, frente a la prudencia, nos dejan una labor encomiable, ejemplo de dedicación y tesón.
En un mundo en el que, según datos de la FAO, el hambre afecta ya a 1020 millones de personas –una sexta parte de la población mundial-, las ayudas a la cooperación por parte de los gobiernos se reducen considerablemente. La Fundación Vicente Ferrer será uno de tantos organismos que seguirá realizando sus labores cotidianas, in memoriam.
NOTA: Fotografía de El correo digital.
2 comentarios
Francisco O. Campillo -
Un abrazo solidario.
Edu -
Su trabajo es un ejemplo para todos.
No lo olvidaremos!