Muros
Los Objetivos del Milenio de Naciones Unidas se escurren entre los dedos de los gobernantes; la pobreza y la erosión del respeto a los derechos humanos planean sobre nuestro horizonte diario, la ayuda al desarrollo no es efectiva porque poner dinero sobre la mesa no hace a los países ricos más solidarios mientras no se aborde en profundidad quién debe a quién. La deuda externa continúa minando la capacidad de los países pobres para avanzar en desarrollo sostenible y equilibrado, el poder del mercado deja a los Estados escandalosamente minimizados para poder ejercer una gestión responsable del acceso a la sanidad y a la educación para todos, los recursos naturales que deberían servir para valorar a los países pobres en su justa medida de riqueza son exportados por sus gobiernos bajo precios y condiciones establecidos por las leyes del mercado dominado por las multinacionales.
La labor que abordan muchas organizaciones no gubernamentales se ve dificultada por las propias leyes, impidiéndoles llevar a cabo sus tareas de apoyo continuo a los más pobres y a los que no tienen acceso a recursos básicos. La violación de los derechos humanos también se ejerce sobre sus propios defensores, aquellos que trabajan cada día para que cada ser humano sea tratado como tal.
La libertad de las personas es un derecho irrenunciable, aunque desde la Unión Europea se pretenda legislar que un inmigrante sin permiso de residencia sea un delincuente. Las migraciones han sido siempre para hombres y mujeres una forma de mejorar su calidad de vida, aportando a la vez su saber y su cultura junto a su capacidad de trabajo. Cómo pretender encarcelar a quién cuyo único delito consiste en buscar una forma de sobrevivir a la pobreza trabajando en un lugar con oportunidades.
El respeto a los derechos humanos continúa siendo uno de los objetivos prioritarios a alcanzar. Observemos de una vez a nuestros vecinos del Sur como iguales en sus diferencias, poseedores de una riqueza que nos enriquece a todos.
La labor que abordan muchas organizaciones no gubernamentales se ve dificultada por las propias leyes, impidiéndoles llevar a cabo sus tareas de apoyo continuo a los más pobres y a los que no tienen acceso a recursos básicos. La violación de los derechos humanos también se ejerce sobre sus propios defensores, aquellos que trabajan cada día para que cada ser humano sea tratado como tal.
La libertad de las personas es un derecho irrenunciable, aunque desde la Unión Europea se pretenda legislar que un inmigrante sin permiso de residencia sea un delincuente. Las migraciones han sido siempre para hombres y mujeres una forma de mejorar su calidad de vida, aportando a la vez su saber y su cultura junto a su capacidad de trabajo. Cómo pretender encarcelar a quién cuyo único delito consiste en buscar una forma de sobrevivir a la pobreza trabajando en un lugar con oportunidades.
El respeto a los derechos humanos continúa siendo uno de los objetivos prioritarios a alcanzar. Observemos de una vez a nuestros vecinos del Sur como iguales en sus diferencias, poseedores de una riqueza que nos enriquece a todos.
1 comentario
joaquina -
http://www.todosconelsahara.com/video3.asp