Tristes aniversarios
Los de esta semana no son aniversarios fáciles de celebrar ni asumir, imposibles de digerir sin que la mirada se vuelva gris ceniza y su brillo se apague. El 11 de marzo de 2004, en Madrid, ya es obvio decir que la tragedia se cebó en los viajeros de los trenes de cercanías y en la paz inocente de este país. Ya en ese mismo año estaba a punto de cumplirse el primer aniversario de otra tragedia, que aún dura hasta hoy y en la que los muertos se cuentan por miles, mientras el fin de la ocupación no se vislumbra. Irak se tiñó de fuego y sangre, de dolor y desolación, el 15 de marzo de 2003. Hoy la cultura y la paz han sido desterradas de Irak; profesores universitarios son asesinados, la Biblioteca Nacional en Bagdad casi saqueada y asediada, los refugiados internos dejan de serlo porque no tienen refugio.
Si hoy la calma y la ofrenda sentida a los muertos en Atocha ha sido el titular destacado, esperemos que el próximo 15 de marzo los titulares hablen de las manifestaciones en la calle, del grito de "No a la guerra" más que nada.
Si hoy la calma y la ofrenda sentida a los muertos en Atocha ha sido el titular destacado, esperemos que el próximo 15 de marzo los titulares hablen de las manifestaciones en la calle, del grito de "No a la guerra" más que nada.
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