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VIH, una emergencia permanente

La incidencia del VIH en los países desarrollados ha disminuído considerablemente, especialmente gracias a la asistencia sanitaria y a las políticas de prevención. La principal diferencia respecto a la incidencia del VIH en los países en desarrollo viene marcada por los datos de SIDA infantil. Mientras en los países desarrollados prácticamente no nacen niños con VIH porque con el control a la madre durante el embarazo, el parto y la lactancia, la probabilidad de transmisión se reduce a menos del 1%. Sin embargo, en los países en desarrollo sólo el 18% de las mujeres embarazadas son testadas para VIH y solamente un 34% de las VIH-positivas reciben algún tipo de medicamento para evitar la transmisión (datos de 2008).

Es en África Subsahariana donde existe el mayor índice de infectados por VIH. En los diez países donde la prevalencia de la enfermedad es más alta -Swazilandia, Botswana, Lesoto, Zimbabwe, Namibia, Sudáfrica, Zambia, Mozambique y Malawi-, el SIDA es la principal causa de muerte.

La disminución de los fondos comprometidos en la lucha contra el VIH, hace peligrar las medidas de prevención existentes, mientras numerosas mujeres embarazadas y lactantes siguen sin tener acceso a los tratamientos con retrovirales. La disminución de donaciones al Fondo Global de Lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria le ha llevado a reducir un 10% las ayudas aprobadas, generando inquietud en los gobiernos de los países beneficiarios, que han reducido el acceso de los enfermos a los tratamientos con retrovirales.

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