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Café a la sombra

A finales de la década de los ochenta, Estados Unidos y Canadá se desvincularon de los acuerdos de la Organización Internacional del Café (OIC), que fijaba de forma colectiva, entre 50 países productores y 24 consumidores, los precios del café en atención a la oferta y la demanda. Se produce también en esta década la entrada en el mercado mundial del café robusta –de menor calidad – procedente de Asia. Con la ruptura de los acuerdos de la OIC y el aumento considerable de las ventas de café sin que se haya producido un aumento de la demanda, se llega a una bajada brutal del precio del café en origen, pagándoselo a los productores a 0,4 euros la libra frente a los 2,7 euros de unos años antes.
El bajo precio del café en bruto es regulado desde entonces por las bolsas de Nueva York y Londres, mientras las grandes multinacionales que controlan el procesado del café obligan a los productores a bajar los precios mientras aquellas reparten beneficios y dividendos. El precio pagado a los pequeños productores no cubre sus costes , obligándoles en muchos casos a abandonar sus cultivos, agravando su situación económica y la de sus países, dependientes en gran medida de las exportaciones de cultivos y otras materias primas.
Ecuador es uno de los países productores de café que intenta superar esta crisis. Y es generalmente en estos casos cuando se implantan proyectos de desarrollo agrícola basados en el principio del comercio justo. Los campesinos obtienen por sus cosechas un precio no especulativo que les permite seguir con sus cultivos de café, al mismo tiempo que diversifican su economía de subsistencia con la cría de animales y el cultivo de algunas verduras y hortalizas, y a la vez obtienen un soporte educativo en formación agrícola y medioambiental
En el noroeste de Ecuador, en el cantón de Cotacachi, se cultiva el café de sombra como alternativa a las grandes plantaciones, causantes de la deforestación y la pérdida de biodiversidad. Apreciado por su aromático y característico sabor, la Asociación Agroartesanal de Caficultores Río Intag (AACRI), que agrupa a 300 familias, cultiva, recolecta, selecciona y tuesta los granos del café de sombra Río Intag (marca “Café Directo Ecuador”), de variedad arábiga, sin el uso de pesticidas, en uno de los bosques con mayor biodiversidad del planeta. Bajo la amenaza de las compañías mineras, debido a la enorme riqueza en cobre de esta zona, de forma manual, y tras un proceso lento y medioambientalmente sostenible, se cultiva esta variedad especial de café, destinado en su mayor parte al comercio local, y parcialmente al comercio justo (distribuido en España por la Xarxa de Consum Solidari, y de venta en tiendas de comercio justo).

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