Las guerras suponen el gran sufrimiento de África
Los conflictos armados son la causa principal del empobrecimiento de África. Los recursos económicos disponibles en el continente africano para su desarrollo y para cubrir las necesidades en servicios sociales y sanitarios son dedicados en gran parte a financiar guerras civiles o entre dos países fronterizos. En el reciente informe Los millones perdidos de África, elaborado por IANSA, Oxfam Internacional y Saferworld, se nos muestra cuáles son las consecuencias económicas y humanas de los conflictos armados y del comercio de armas para los países africanos.
Según se indica en dicho informe, “Angola, Argelia, Burundi, República Centroafricana, Chad, República Democrática del Congo (DRC), República del Congo, Costa de Marfil, Djibouti, Eritrea, Etiopía, Ghana, Guinea, Guinea-Bissau, Liberia, Níger, Nigeria, Ruanda, Senegal, Sierra Leona, Sudáfrica, Sudán y Uganda, han perdido alrededor de 300.000 millones de dólares desde 1990. [...]
De nuestras investigaciones se desprende que África derrocha alrededor de
18.000 millones de dólares anuales en conflictos, guerras civiles e insurgencia.”
Además de los costes directos (gastos militares, destrucción de infraestructuras, gastos médicos, ayuda humanitaria), los conflictos armados provocan costes indirectos: la actividad económica sufre una recesión casi total, mientras aumenta la inflación y los servicios sociales y sanitarios se reducen drásticamente; el desempleo y la desnutrición se ceban en la población, mientras los recursos naturales acaban por lo general en manos de particulares que buscan enriquecerse.
La cantidad de 300.000 millones de dólares indicada más arriba, es el equivalente al total de la ayuda internacional recibida por los principales donantes en los últimos 25 años. Una cantidad nada despreciable que de haberse invertido en temas de salud hubiese servido para abordar de forma firme y esperanzadora la lucha contra la pandemia del VIH en el continente africano, además de luchar en frentes tan necesarios como el acceso al agua potable, la alfabetización, y la prevención de enfermedades como la malaria.
Según se indica en dicho informe, “Angola, Argelia, Burundi, República Centroafricana, Chad, República Democrática del Congo (DRC), República del Congo, Costa de Marfil, Djibouti, Eritrea, Etiopía, Ghana, Guinea, Guinea-Bissau, Liberia, Níger, Nigeria, Ruanda, Senegal, Sierra Leona, Sudáfrica, Sudán y Uganda, han perdido alrededor de 300.000 millones de dólares desde 1990. [...]
De nuestras investigaciones se desprende que África derrocha alrededor de
18.000 millones de dólares anuales en conflictos, guerras civiles e insurgencia.”
Además de los costes directos (gastos militares, destrucción de infraestructuras, gastos médicos, ayuda humanitaria), los conflictos armados provocan costes indirectos: la actividad económica sufre una recesión casi total, mientras aumenta la inflación y los servicios sociales y sanitarios se reducen drásticamente; el desempleo y la desnutrición se ceban en la población, mientras los recursos naturales acaban por lo general en manos de particulares que buscan enriquecerse.
La cantidad de 300.000 millones de dólares indicada más arriba, es el equivalente al total de la ayuda internacional recibida por los principales donantes en los últimos 25 años. Una cantidad nada despreciable que de haberse invertido en temas de salud hubiese servido para abordar de forma firme y esperanzadora la lucha contra la pandemia del VIH en el continente africano, además de luchar en frentes tan necesarios como el acceso al agua potable, la alfabetización, y la prevención de enfermedades como la malaria.
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luis -
angie natalia santander rojas -
Paola -