Los saharauis esperan y pasan hambre

Mientras las negociaciones entre el gobierno de la RASD y Marruecos se van aplazando; ahora parece que en diciembre se volverá a producir otra reunión entre las dos partes auspiciada de nuevo –como la de agosto– por Naciones Unidas, los ciudadanos saharauis continúan esperando una solución a los campos de refugiados. Acogidos por Argelia en una de las zonas más inhóspitas del Sáhara, su situación sanitaria y alimenticia depende casi por completo de las ayudas internacionales. En estos últimos meses, esas ayudas se han ido reduciendo sustancialmente; los gobiernos olvidan la situación desesperada de los saharauis y su espera pacífica de una esperanza hacia su autodeterminación. La espera, sin embargo, se hace larga; niños y jóvenes no conocen su tierra sino únicamente las jaimas y el desarraigo.
La Media Luna Roja saharaui y la argelina han alertado del descenso en la ayuda alimentaria que reciben los saharauis por parte del Programa Mundial de Alimentos; de la cuota prevista para el mes de septiembre han recibido sólo un 44%, y no hay una seguridad confirmada de que el PMA vaya a entregar la cuota correspondiente al mes de octubre. Se agrava así la delicada situación alimentaria de los saharauis, con el 60% de niños con anemia; y un porcentaje bastante superior entre las madres lactantes (aproximadamente un 75%).
El Programa Mundial de Alimentos es una agencia de Naciones Unidas que tiene como principal misión erradicar el hambre y la malnutrición en el mundo. Con sede en Roma, fundada en 1963 como un programa a medio plazo de emergencia, acabó convirtiéndose en una agencia de Naciones Unidas de carácter permanente de ayuda alimentaria a zonas de emergencia y a poblaciones que sufren desnutrición y subalimentación. Las donaciones que recibe el PMA para sus acciones humanitarias dependen de las cuotas voluntarias que entregan los Estados miembros. Así la llamada de emergencia de la Media Luna Roja y de diversas ONG sobre el problema de la subalimentación de los saharauis es un requerimiento urgente a los países donantes para que cumplan sus compromisos con un pueblo que desde hace más de 30 años espera pacientemente en el desierto.