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Indignantes realidades, medias verdades y otros menesteres

Estos últimos días, la prensa local y nacional se ha hecho eco de las amenazas del Alcalde de Vigo de dejar de aportar fondos al mantenimiento de la Biblioteca Central de Vigo, excusándose en que el gobierno autonómico debe ser quien asuma la totalidad del presupuesto, como hace con las bibliotecas centrales de las grandes ciudades de Galicia. Pero la realidad es que esta biblioteca es de titularidad municipal desde su creación, aunque sea una de las bibliotecas nodales de la Red de Bibliotecas de Galicia. La creación de esta biblioteca ya resultó problemática desde sus inicios, ya que, tras muchos años desoyendo las peticiones de la ciudadanía, se inauguró en Vigo, en los años 90, la Biblioteca Central. Cuando abrieron esta biblioteca cerraron la pública que había en la Calle Romil, que siempre estaba llena –literalmente- de usuarios, mientras la central estuvo durante algunos años con un catálogo de fichas en papel –escritas a máquina y corregidas a lápiz-, atendida por conserjes a punto de prejubilarse y con los ordenadores sin usar que se quedaron obsoletos. Vigo no es capital de provincia, y aunque se solicitó una biblioteca del Estado, y tras varios años de negociaciones –durante los cuales el alcalde fue mareando la perdiz y cambiando su futura ubicación- se llegó a un acuerdo con el Ministerio de Cultura, cuando estaba dirigido por González Sinde, para ubicar la futura biblioteca en un espacio del nuevo auditorio municipal. Pero una vez más, todo quedó en promesas vanas, mientras sigue viva la iniciativa popular que defiende que la nueva Biblioteca del Estado se instale en el antiguo edificio de la Panificadora –patrimonio industrial de la ciudad que año a año se va deteriorando-.

Otro caso polémico es la reciente apertura, en Pozuelo de Alarcón, de la Biblioteca Municipal Universitaria ESIC (escuela privada de negocios y marketing). Fruto de una colaboración público privada, el Ayuntamiento de Pozuelo cedió unos terrenos municipales a la escuela de negocios que implicaba la construcción de una biblioteca. Las condiciones del convenio suscrito establecen que dicha biblioteca se integra en la red municipal, que “los equipamientos, colecciones y servicios bibliotecarios estén orientados a un público general y adaptados a todas las edades“, y que “la existencia de criterios homogéneos de acceso a servicios y colecciones: horarios, tarjeta única de lector y condiciones de uso”. Sin embargo, la dirección de ESIC defiende que es una biblioteca destinada a sus alumnos, y a todos los alumnos que estén cursando 2º de Bachillerato o estudios universitarios”. Esta biblioteca podría ser un ejemplo de biblioteca integrada moderna y con instalaciones y fondos de calidad. Sin embargo, si no se cumplen los acuerdos establecidos en el convenio, podría tratarse del “secuestro” de una biblioteca de titularidad pública en beneficio de una entidad privada. 

Noticias positivas

Empezamos también hablando de Vigo, y otra de sus bibliotecas, la Biblioteca Neira Vilas –también de titularidad municipal-, y que goza de una salud envidiable, con gran afluencia de usuarios –principalmente del público juvenil e infantil-, con un fondo variado y un gran número de actividades culturales en marcha. Entonces, ¿qué se esconde detrás de la reciente amenaza del Alcalde de Vigo? ¿Será su incapacidad para gestionar la política cultural del Concello? ¿O está preparando la estrategia para las próximas elecciones?

Por otra parte, la Consejería de Cultura de Canarias se ha comprometido para el año próximo a una subida de más del 11% en el presupuesto destinado a bibliotecas y archivos, dentro de la subida general prevista para la partida destinada a políticas culturales.

Otro ejemplo de que la inversión en bibliotecas y cultura no está reñida con la obligada austeridad en los presupuestos municipales, es la Biblioteca de El Ejido que, un año después de su traslado a unas nuevas instalaciones, ha registrado el mayor aumento de su historia en número de usuarios, en número de préstamos realizados y en número de ejemplares que posee. 

Un futuro difícil pero no descorazonador

Ante la reducción de presupuesto para adquisiciones y actividades, el futuro inmediato de las bibliotecas públicas pasa por reorganizar al personal, optimizar los recursos existentes y tomar iniciativas para acercar aún más la biblioteca al ciudadano. Hay que “salir a la calle” y analizar qué colectivos no acuden a la biblioteca, porque desconocen los servicios que presta, porque no pueden acudir (ancianos, enfermos, centros asistenciales, etc.), o porque no encuentran en ella soluciones a sus necesidades de información y formación.

Los profesionales bibliotecarios han de protagonizar una revolución pacífica: sacar los libros a la calle, llevar la lectura a dónde sea necesario, reivindicar su labor y la importancia del acceso libre a la cultura. Y sí, nos pagan por ser simpáticos, por atender al usuario de forma amable y atenta, y por tener “vocación de servicio”; con crisis y sin ella.

El reto global es conseguir que no se cierre ninguna biblioteca y que la Administración asuma que el mantenimiento de las bibliotecas públicas es una prioridad. Y para ello los ciudadanos deben sentir y defender a la biblioteca pública como suya, ya que les permite un acceso igualitario, libre y gratuito a la información y la cultura. Y no vale con que los profesionales lo digamos y defendamos, tenemos que demostrarlo y “venderlo”.

* Fotografía: Biblioteca Central de Vigo

** Original publicado en Inqnable.

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