Bibliotecas en tiempos de guerra
La quema y destrucción de bibliotecas se remonta a los orígenes de los primeros escritos. Las guerras tribales y las invasiones tenían entre sus principales objetivos someter a los pueblos conquistados y aniquilar en lo posible su herencia cultural. Por eso los libros –en tablillas los primeros- fueron objeto de la ira de los ejércitos bárbaros (entiéndase, extranjeros), y muchas bibliotecas –la mayoría ubicadas en templos y palacios- fueron arrasadas y saqueadas, dejando a la humanidad huérfana de gran parte de su historia, sus literaturas y sus culturas.
Dos grandes ejemplos de esta grave pérdida fueron Egipto y Grecia, de las que se calcula que se perdió el 80% de la literatura y la ciencia de ambas civilizaciones antiguas, a causa principalmente de las sucesivas guerras sufridas. La destrucción de la biblioteca de Alejandría es bastante conocida, y aunque fue incendiada parcialmente en el año 47 a.C. durante la toma de la ciudad por Julio César, su destrucción total, hacia el año 391 d.C, no está bien documentada, no estando muy claro quiénes fueron los causantes de la misma, si el ejército romano o los civiles cristianos.
En tiempos más modernos, las guerras y revoluciones siguieron sin respetar ni los muros bibliotecarios ni el valor de los libros. Destrucciones masivas de libros durante la Revolución Francesa, la Guerra de Independencia española y la conquista de América son algunos ejemplos.
Los conflictos armados durante el siglo XX tampoco han sido ajenos a esta actividad destructiva, añadiendo la destrucción de libros y biblioteca como una práctica más o menos habitual.
En Alemania, en 1933, se llevaron a cabo masivas quemas de libros, y más tarde fueron numerosos los ataques de las tropas invasoras alemanas contra centros bibliotecarios de Polonia, Reino Unido, Rusia y Ucrania. También los bombardeos aliados sobre Alemania redujeron a cenizas algunas bibliotecas de incalculable valor, como la Biblioteca Baviera y las bibliotecas de las Universidades de Berlín y Bonn y la Staatsbibliothek de Bremen.
En España, la Guerra Civil trajo consigo la destrucción de cientos de bibliotecas populares y de toneladas de libros procedentes de editoriales, librerías, escuelas, bibliotecas públicas y particulares. Tampoco la Biblioteca Nacional se libró de dicha barbarie y, sólo gracias al esfuerzo abnegado de sus bibliotecarios, se pudieron salvar de los bombardeos cientos de libros y manuscritos.
En época reciente, quizá el caso más conocido de un ataque indiscriminado contra una gran biblioteca sea la destrucción de la Biblioteca Nacional de Bosnia-Herzegovina en Sarajevo que, el 25 de agosto de 1992, fue bombardeada por orden del general Ratko Mladic y reducidos a cenizas la mayoría de sus más de millón y medio de ejemplares.
Otro caso reciente, fue la destrucción de la Biblioteca Nacional de Irak, que renació de sus cenizas tras el ataque con obuses en 2003 por parte de las tropas de Estados Unidos, y que durante años fue objeto de saqueos y su personal incluso amenazado de muerte.
He intentado dibujar sólo unos trazos sobre la realidad de la destrucción de bibliotecas. Pero si investigas en la historia de cada civilización y de cada país seguro que encontrarás varios casos de estos ataques a la cultura, la historia y la memoria de los pueblos.
*Fotografía: Biblioteca de Sarajevo / Gervasio Sánchez
** Original publicado en Inqnable.
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